El Dr. Bach, investigador, médico y homeópata, descubrió 38 remedios florales tras años de estudio y observación de la naturaleza. Cada uno de ellos posee propiedades curativas para distintos desequilibrios emocionales.
Su teoría sostenía que muchas enfermedades físicas tienen un origen emocional.
No se trabaja con los síntomas físicos, se trata de vincular el remedio con una o varias emociones de la persona que la padece, cada esencia de flor es una emoción y por tanto, éstas van mejorando con el tratamiento.
Esconde emociones tortuosas, problemas graves y angustia inconsciente tras una apariencia de alegría y despreocupación permanente. Ahorra discusiones y busca armonía. Tendencia a las adicciones, tabaco, drogas, bebidas alcohólicas, juego, trabajo, asumir riesgos, comida y compras impulsivas, como mecanismo de fuga a su situación mental. Busca ser aceptado. Si enferma, le resta importancia.
Miedo a las cosas sobrenaturales, a situaciones imprecisas que siente que le ponen en una situación de peligro ya la muerte.
Arrogante e Intolerante.
No sabe decir no.
Busca la aprobación y el consejo de los demás, pues no confía en su propio criterio, intuición, ni en sus opiniones.
Miedo a perder el control de sus actos, a enloquecer.
Repite sus errores, porque no reflexiona sobre ellos ni aprende de sus experiencias.
Sobre protege a sus seres queridos y los domina mediante manipulación excesiva.
Soñador que escapa a la realidad.
Flor de la limpieza, por quien tiene la sensación de ser impuro, de no estar limpio por dentro.
Abrumado por sus responsabilidades.
Pesimismo.
Desesperado.
Ensimismado.
Envidia, desconfianza, odio y rencor.
No vive el presente.
Agotamiento mental por hastío
Soledad de quien no puede estar acompañado porque se marcha deprisa.
Sentimiento de inferioridad.
Miedo a lo conocido.
Depresión y tristeza de causas desconocidas, que aparecen y desaparecen sin motivo.
Luchar a contracorriente desesperadamente y sin pausa.
Agotamiento total físico y mental.
Desesperación por sentimiento de culpa y autorreproche.
Miedo a que les ocurra algo malo a sus seres queridos. Preocupación por ellos.
Pánico y terror paralizante.
Perfeccionismo.
Indecisión entre dos extremos opuestos.
Secuelas de traumatismos físicos y mentales.
Desesperación profunda.
Fanatismo.
Dominador.
Indecisión por iniciar etapas nuevas o gestionar situaciones difíciles
Soledad de los orgullosos.
“Roturas de cabeza” constantes.
Carece de hitos.
Desinterés, apatía, resignación.
Se siente víctima del destino.